sábado, 22 de diciembre de 2012


Dalila Gebrán: La joya tiene que hablar por ti

Para la diseñadora, las piezas que se utilizan no deben escogerse al azar pues constituyen, más que un adorno, un manifiesto de identidad de quien las lleva.
Indiana Galindo Alonso
Dalila Gebrán ofrece diseños pensados para resaltar la femineidad de quién los lleva. Sus piezas van mejor con mujeres que no temen expresar su condición.
Foto: TANYA MILLAN

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 Desde que era pequeña Dalila Gebrán se sentía profundamente atraída por las actividades creativas. Como estudiante de una escuela católica de Puerto Ordaz era feliz cuando se le asignaban proyectos de manualidades que hacían desesperar a otros niños, como los bordados de los cojines. Sin embargo, la vida la llevó por otros caminos y se graduó de economista, sin dejar de sentir el llamado latente de la expresión creativa.
El destino le cambió en playa Parguito, mientras visitaba a su familia. Un zarcillo de resorte que estaba de moda en aquella época –hace doce años- en el anime de un vendedor ambulante llamó su atención, tanto que el hombre se tomó un momento para enseñarle cómo lo había hecho. Ella quería saber cómo había logrado aquel enroscado tan perfecto.
De regreso en Caracas, siguió practicando hasta que lo logró y ya nunca pudo parar. Se hizo con dijes, alambres y cuanto material encontró en una tienda de bisutería hasta que empezó a comprender que su atención se alejaba cada vez más de los números y cálculos para acercarse a las piquetas, alambres y dijes.
Así se inscribió en una escuela de orfebrería y se convirtió en una diseñadora cuyo nombre traspasa cada vez más fronteras, hasta escucharse en lugares como Miami y Panamá.
Recientemente Gebrán visitó la isla de Margarita para mostrar sus nuevas creaciones, la mayoría de la línea “On the rocks”, una colección que combina la belleza de las piedras con engastes rústicos. “Yo estoy convencida de que la joyería puede contar la historia de la humanidad, que es un signo de estatus y un medio de comunicación como ninguno: la joya tiene que hablar por ti”, dice ya con la experiencia acumulada que le ha regalado un ojo clínico para asuntos de estilo.
Esta venezolana de ascendencia libanesa también sabe que más que un adorno, una joya constituye un manifiesto de identidad. No importa si se trata de bisutería sin valor comercial, lo importante es que esa pieza represente a la mujer que la lleva. “Es muy importante que cuando la veas te identifiques con ella, que ella haga algo por ti”, dice la orfebre.
Pocas cosas tienen el poder constructor o destructor de una joya –advierte la diseñadora- cuando se trata de la primera impresión. “Si la gente lo comprendiera no se lo tomaría tan a la ligera”, afirma.
Una clave básica para cualquier mujer que se respete por su elegancia es no utilizar jamás una copia de ninguna firma grande.
NO PARA CUALQUIER MUJER
La mujer para la que Dalila Gebrán diseña es aquella que no tiene miedo de manifestar su condición femenina. “Las mujeres somos el centro compasivo del planeta y es un elemento fundamental de la femineidad. Por eso sus partes favoritas para destacar en sus clientas son los laterales del cuello y el frente, justo sobre el pecho.
Sin embrago, Gebrán ha tenido que entender que los collares, zarcillos y demás piezas también están sujetos a los patrones culturales de cada lugar. “En Panamá no se venden mis zarcillos largos porque para su cultura estos los utilizan las prostitutas, mientras que en Colombia ocurre todo lo contrario”.
A ella, sin embargo, le interesan las mujeres que no tienen miedo de ser ellas mismas y se quitan las etiquetas y se preocupa porque sus piezas no tengan referencias ni puntos de comparación. “No puedo hacer piezas simples, ni dejar de lado mis flores y corazones porque son mi seña de identidad”.
El Sol de Margarita

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