domingo, 1 de abril de 2012

Diseñan planta para reciclar materiales tóxicos de baterias


Diseñan planta para reciclar materiales tóxicos de baterias
El equipo trabajo, integrado por: Mariángel Berroterán, Mariana Escalante, Raúl Orta, Manuel Dos Ramos, Juan Balza y Julio Casal (Foto Alfredo Terán)
Caracas, 03.2012 / Funindes
Las pilas y baterías gastadas de uso doméstico representan un importante peligro para el ambiente y la salud de las personas, debido a que liberan metales pesados, altamente tóxicos y nocivos. En laUniversidad Simón Bolívar , el profesor Pedro Delvasto inició en enero un proyecto que concluirá en dos años con el diseño de una planta de tecnología abierta y apropiable capaz de procesar estos productos para extraer los materiales tóxicos en forma de compuestos químicos que puedan ser destinados a otros usos industriales. Cuenta con financiamiento del Programa de Proyectos Estratégicos Fonacit 2011

Una vez depositadas en la basura, las pilas y baterías gastadas de uso doméstico se convierten en un problema para el ambiente y la salud humana debido al material tóxico que contienen. La dificultad es aún más grave en un país como Venezuela, donde aunque muchos ciudadanos reconocen el potencial dañino del material, no cuentan con los mecanismos adecuados para disponer este tipo de desechos de forma segura o para recuperar sus componentes metálicos para otros usos.
Este panorama motivó a Pedro Delvasto, doctor en Ciencias de los Materiales y profesor de la Universidad Simón Bolívar, a presentar al Programa de Proyectos Estratégicos del Fondo Nacional de Ciencia y Tecnología e Innovación (Fonacit), un proyecto para diseñar una planta piloto con tecnología sencilla y apropiable para el procesamiento de pilas y baterías gastadas con el objeto de reciclar níquel, cadmio y otros metales.
La idea, explica Delvasto, es que a través de la planta, los metales que integran las pilas se recuperen en forma de compuestos químicos que puedan tener otras aplicaciones. “El conocimiento generado será de uso libre y estará disponible en Internet para que cualquier persona, comunidad, consejo comunal, organización o emprendedor pueda usar esta tecnología”. De esta forma, se obtendría un beneficio para el ambiente a través de una forma de negocio, puesto que los compuestos extraídos podrían venderse a las industrias que los requieran.
El proyecto, introducido en la convocatoria 2011 del Fonacit para Proyectos estratégicos y cuya administración corre a cargo de la Fundación de Investigación y Desarrollo, Funindes USB, recibió la aprobación el año pasado para beneficiarse con un financiamiento por Bs. 1.400.000 durante dos años.
En enero, Delvasto junto con los estudiantes de la maestría de Ingeniería de Materiales Mariángel Berroterán, Mariana Escalante, Raúl Orta, Manuel Dos Ramos, Juan Balza y Julio Casal, iniciaron la primera fase del proyecto que consiste en la deconstrucción de la mayor variedad posible de pilas y baterías que se comercializan en Venezuela, a fin de caracterizar los componentes que conforman su estructura interna. “Esta tarea está generando información básica acerca de los materiales que contienen las pilas y baterías ya gastadas, lo que nos llevará a establecer la mejor estrategia de separación de esos materiales para aplicarlo luego al diseño conceptual de una planta de tratamiento a pequeña escala”, indica Delvasto, adscrito al Departamento de Ciencias de los Materiales, quien apunta que el proyecto generará ocho trabajos de grado de pregrado durante los dos años de su ejecución.

¿Qué contienen las pilas?

Se conoce que varios de los componentes de fabricación de pilas y baterías pertenecen a la categoría de metales pesados, los cuales resultan  tóxicos y nocivos. Entre ellos destacan: mercurio, níquel, cadmio, litio, plata, manganeso y zinc.
En los estudios de caracterización que está llevando a cabo el equipo de trabajo del proyecto, se ha comprobado la existencia de estos y otros materiales. Por ejemplo, en las pilas alcalinas se ha determinado la presencia de manganeso, zinc y bario; en las pilas recargables, de cadmio y níquel; en las pilas tipo botón (empleadas para relojes y calculadores), se ha encontrado plata, mercurio, plomo y litio.
La información que están recopilando será útil para diseñar el proceso de separación magnético de los componentes dentro de la planta, así como la fase hidrometalúrgica que consiste en la extracción acuosa de los compuestos. Además de la identificación de los materiales que integran la pila, los estudiantes están determinando en el proceso de deconstrucción –que se hace de forma manual- cuánto pesa cada componente, dato que también será empleado en el diseño de la planta.
Los análisis químicos preliminares realizados a dos de los tipos de pilas alcalinas más comunes en el mercado nacional,  indicaron los estudiantes, han demostrado que poseen el más alto nivel de alcalinidad (pH 14), el cual resulta sumamente dañino para el ambiente.

Seis pilas contaminan el agua para 14.000 personas
Para ilustrar la magnitud de contaminación de las pilas y baterías gastadas, el profesor Delvasto hace el siguiente cálculo: seis pilas recargables del tipo más común, aquellas que contienen níquel-cadmio como componentes principales, son suficientes para contaminar 2,5 millones de litros de agua. “Con esta cantidad de agua podríamos suplir las necesidades básicas diarias de 14.000 personas”.
El proceso de corrosión del embalaje externo de la pila y la posterior liberación de los metales en las pilas y baterías gastadas comienza entre seis meses y dos años después de su disposición final y se acelera luego con el agua de la lluvia. “En Venezuela, las pilas van a parar a rellenos sanitarios que no tienen controles, donde reaccionan por la interacción con otros tipos de desechos urbanos y con el suelo, lo cual provoca que se liberen los metales pesados con más facilidad”.
La falta de información sobre el consumo per cápita de pilas en Venezuela, así como la práctica inexistencia de estudios profundos de impacto ambiental relacionados con el uso, manejo y disposición final de pilas y baterías para equipos electrónicos de uso personal, señala Delvasto, genera gran incertidumbre acerca de la magnitud de este problema ambiental en nuestro país.
Fundación de Investigación y Desarrollo de la Universidad Simón Bolívar (Funindes)
http://www.funindes.usb.ve
Fotografías: Alfredo Terán

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