miércoles, 3 de octubre de 2012


A falta de voz buenos son los silbidos

Nicolás Rodríguez es conocido como “El Silbador Piriteño”. Con esta particular técnica ha logrado dominar un amplio repertorio de temas que interpreta de memoria sólo con su dominio del aire. Ha grabado dos discos y se encuentra trabajando en el tercero.
Indiana Galindo Alonso

Nicolás Rodríguez cultiva un arte del que aún se cree el único exponente. Tres horas diarias practica este piriteño que silba de memoria más de quinientos temas.
Foto: TANYA MILLAN

 

1 oct, 2012 | Nicolás Rodríguez Gómez no es margariteño, pero es como si lo fuera. Se contó como uno más de los insulares durante once años por razones de trabajo y desde que se fue regresa cada año sin falta para rendir tributo a la Virgen del Valle, de la cual es fiel devoto.
Camina por las calles con alpargatas y sombrero y quienes se han cruzado con él seguramente lo han encontrado silbando. Sí, silbando. Todo momento y cualquier lugar es bueno para poner en práctica un don que hasta el momento sólo conoce en él mismo, aunque sabe que en existen otros países dónde hay otros como él, es decir, silbadores.
Rodríguez descubrió su talento durante las andanzas de la adolescencia. Contaba 16 años cuando una noche llegó a su casa más tarde del horario permitido por su madre y se encontró con la puerta cerrada. “Ahí vas a dormir esta noche”, le dijo ella tratando de infundirle disciplina a aquel hijo pícaro, que no encontró otra alternativa que ponerse a silbar.
Ese día empezó y ya nunca paró. Los boleros de la época y otros temas de Los Terrícolas una de sus agrupaciones favoritas- le proporcionaron el repertorio.
La lista de temas que este nativo de Puerto Píritu se sabe de memoria sobrepasa ya las cinco centenas, todos silbados impecablemente por este hombre que practica al menos tres horas diarias para mantener vivo este talento.
“Sé que hay lugares donde se hacen competencias, pero no he conocido hasta ahora nadie como yo aquí”, revela “El Silbador Piriteño”, frase que lo suele acompañar a cualquier lugar que va.
Un amigo suyo fue quien le sugirió un día dejar registro de su talento en un disco, luego de escucharlo interpretar por azar un tema que le despertó remotas memorias de su infancia.
Ese mismo amigo también lo ayudó a sobreponerse al principal obstáculo para lograrlo: la falta de repertorio. “Antes cuando yo era muchacho vendían en los kioscos de periódico cancioneros. Eso se perdió y yo no volví a verlos más, así que no tenía de dónde aprenderme los temas”.
Un día Rodríguez recibió una llamada de ese solícito amigo informándole que tenía un sobre a su nombre esperándolo en una oficina de encomiendas. Su sorpresa fue grande cuando lo abrió y encontró un libro que reunía en su contenido grandes temas venezolanos.
Luego ocurrió lo mismo con otro de boleros Así comenzó un camino que lo llevó al estudio de grabación para producir a título personal sus primeros discos.
Su técnica ha sido desarrollada por él mismo con práctica y constancia. El silbido del piriteño  varía en función del sonido que desea producir, inspirado o exhalando según sea el caso, todo para dar vida a esos temas que todos llevan en su memoria.
Conoce tantas canciones que lo primero que hace es preguntarle a las personas de dónde son y de inmediato comienza a silbar una melodía relacionada con la tierra de su público. Así con toda la naturalidad del mundo, como si fuese tan fácil.
EN DISCO
Nicolás Rodríguez Gómez  ha grabado dos discos, ambos en la isla de Margarita. Uno bajo el título “3 Estrellas y un silbido”, en homenaje a Juan Vicente Torrealba, donde incluye temas como Rosa Angelina, Muchachita Sabanera, Aquella Noche y Por el camino Real. Allí contó con la participación de Abraham García, Juan Rojas y Enio García en la interpretación de la música.
El otro trabajo fue realizado en honor a la Patrona de Oriente, llamado “Silbando en Homenaje a la Virgen del Valle”. Bajo un Árbol, de Jesús Ávila; La Lágrima, de Inocente Carreño; El Bote, de Perucho Aguirre son lagunas de las canciones incluidas en el disco. Ahora se prepara para la grabación de un nuevo trabajo con la esperanza de acrecentar su legado.
Tomado de El Sol de Margarita

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