JESÚS ROSAS MARCANO
A 12 AÑOS DE SU PARTIDA SU HUELLA PERMANECE EN NUESTROS CORAZONES
En esta hora triste que vive el
país donde se nos han trastocado los valores, donde lo malo es bueno y lo bueno
malo, y reconocer al otro no es la orden del día, llega un aniversario
más de la muerte del poeta y periodista Jesús Rosas Marcano, mi papá para
efectos de la vida.
Oportuno se hace recordarlo, un
docente con tres diplomas de tercer nivel que nunca dejó de ser maestro de
escuela. Se inició el poeta en la docencia, en la Escuela Rural Caurimare
en Monte Cristo de Caracas, en mas de una oportunidad le tocó cruzar el río
ídem calzado de alpargatas, con los zapatos en las manos. Con escala en la
escuela República de Bolivia llegó a la docencia universitaria a su regreso de
París con su esposa tirolesa. Y se jubiló de profesor universitario en la
Escuela de Comunicación Social de la Universidad Central de Venezuela
veintiséis años después. Gracias al periodismo infantil nadó por las aguas de
la educación media con su página “Presencia Juvenil”. En todas las etapas de la
docencia hay un testimonio de su quehacer donde enarbolaba la libertad como uno
de sus principios. Era capaz en un mismo día de relacionarse con los más
pequeños, introduciéndolos en la magia de la literatura y luego hablar, en un aula
universitaria, del trabajo de su profesor Edgar Morin en la clase de Opinión
Pública.
Creció en una familia de cinco
hermanos que un buen día se volvieron diez, cuando mi abuelo llevó a su casa a
sus cinco sobrinos que habían quedado huérfanos de madre y luego de padre.
Creció en una familia numerosa en una época donde hacerse maestro le permitiría
colaborar con los gastos de la casa. Con su primer sueldo le compró una bicicleta
a su hermano Carmelo.
Escribió versos humorísticos
que le valieron el respeto del mundo político venezolano, realizó y publicó
investigaciones que reconoció el mundo académico, dictó talleres de periodismo
infantil y juvenil(,) se ganó el afecto de niños y jóvenes, formó periodistas los que
aún hoy inspira y le escribió más de sesenta canciones al grupo “Un Solo
Pueblo” que todo el país cantó.
No era sencillo como lo han
querido calificar con afecto algunos. Yo creo que era gentil,porque no
atropellaba con el conocimiento acumulado con sus alumnos de cualquier edad, en
sus numerosos viajes a Europa, en la Universidad, o con sus lecturas en varios
idiomas. No ponía distancia, siempre tendía puentes afectuosos.
Hoy en un nuevo aniversario de
su partido es bueno recordarlo a manera de inspiración.
Serenella
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