domingo, 5 de mayo de 2013


Un trazo nacido de la constancia

“Paisajes de Sol y Mar” es el título de la primera exposición individual de Lissette Villamizar. La artista muestra su trabajo este mes en el espacio para el arte del centro comercial Sambil, como parte de la agenda de eventos organizada por el Círculo Internacional de las Artes.
Indiana Galindo Alonso

La primera exposición individual de Lissette Villamizar está cargada de la luz y el color propios de las costas margariteñas, pero también de los parajes que habitó es su niñez.
Fotos: GENESIS TORANI
  Peñeros, marinas y faenas de pesca no son precisamente un tema inédito entre los artistas de la isla de Margarita. Sin embargo, no siempre que uno de ellos recurre a estos íconos de la insularidad está apostando a la obviedad.
Este es el caso de Lissette Villamizaruna artista “autodidacta” que atendió el llamado de la creación plástica a la edad de 20 años. Pequeños cursos de dibujo y la valentía para agarrar el pincel la introdujeron en un camino que ya nunca abandonaría: el arte.
Esta caraqueña llegada a la isla de Margarita a mediados de los años ’90, acumula en su memoria imágenes y recuerdos de costa recogidos durante su niñez. Fue aquí, pintando, que descubrió que su vida siempre ha estado ligada al mar.
El papá de Villamizar trabajaba para una empresa petrolera, por lo que la artista se recuerda a sí misma “viviendo entre cardones y tunas”, siempre con el azul y el agua marina de cortinas de fondo en algún lugar cercano a un campo petrolero.
Esos recuerdos se quedaron ahí grabados a fuego en su memoria, esperando ser rescatados. Y eso ocurrió en la Isla que se convirtió en su nuevo hogar, así como por casualidad: “Mi papá vino a montar un negocio aquí porque se quería mudar y yo vine unos días a ayudarlo. Al final él se fue y yo me quedé”.
Y aquí Villamizar se reencontró con el pincel y el caballete, los cuales había dejado a un lado mientras se dedicaba a las artes del fuego durante sus últimos años en la capital.Comenzó a asistir a las reuniones del Círculo de Dibujo de Nueva Esparta y a pintar esos paisajes y esas escenas que inundaron sus retinas desde que llegó. “Yo me volví loca en esta Isla con su color y su luz y quería pintar todo el tiempo en todas partes”.
Así, sus marinas, peñeros y escenas costumbristas se convirtieron en un tributo que va mucho más allá de lo aparente, de lo obvio. Son homenajes en dos dimensiones a sus raíces y a su infancia. Quien mira una pieza de esta artista no está sumergiéndose solamente en una estampa margariteña, sino en un universo de recuerdos y experiencias que estuvieron dormidos en la profundidad de su mente, esperando salir a flote de nuevo.
En primera persona
Estas memorias son el centro de la primera exposición individual que Lissette Villamizar protagoniza. Su trabajo puede apreciarse hasta el 19 de mayo en el espacio para el arte del centro comercial Sambil, bajo el título “Paisajes de Sol y Mar”.
Se trata de una colección de piezas pintadas sobre maderas rescatadas de las playas que sirven de soporte para este imaginario a la vez personal y colectivo.
Ahora ha llegado al punto de su carrera en que la seguridad nunca se ausenta.
“El trazo nace del trabajo diario”, dice convencida la artista que no quiso hacer un retrato de su abuela porque no se sentía lista para lograrlo. Ese momento llegó 30 años después, fue entonces cuando Villamizar se sintió lo suficientemente segura para pintarla como se debía: sin espacio para la improvisación.
Espacio creativo 
Quienes quieran ver el trabajo de Lissette Villamizar también pueden visitar el taller de arte“La Casa Amarilla”, ubicado frente a la plaza Santiago Mariño de Pampatar, en la calle José María Vargas. Allí comparte el espacio creativo con Emiliano Antonioni y muestra parte del trabajo con otros artistas de la región. Información: (0295)-611.1435 / (0416)-995.3442.
Tomado de El Sol de Margarita

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