Ana Teresa Torres: sin miedo a las etiquetas
La escritora visitó la isla de Margarita para conversar y compartir con los lectores parte de sus experiencias y anécdotas con la pluma.
Indiana Galindo Alonso
Ana Teresa Torres ama tanto a la isla de Margarita que no deja de visitarla desde hace 30 años. Paradójicamente nunca había venido como escritora, siempre como temporadista.
Foto: CHRISTIAN ZERPA
Ana Teresa Torres se enamoró de Margarita hace 30 años y desde entonces no deja de visitarla cada vez que puede, siempre oculta bajo la fachada de temporadista. La cava, las ropas holgadas y los paseos familiares por los rincones insulares ocultaron su verdadera identidad hasta hace muy poco.
Por primera vez, la celebrada escritora pisó la tierra guaiquerí para hablar sobre su oficio y no sólo para vacacionar. En los espacios de la Librería Tecnibooks, en el centro comercial AB, conversó con sus lectores sobre los avatares de su pluma.
Más tarde, refugiada entre el verde y el azul de la sabana de Guacuco ofreció una entrevista en la que rescató de su memoria parte de sus experiencias como escritora.
Liberada de la ansiedad por aprovechar el tiempo que acosa a los turistas, hoy Ana Teresa Torres se siente más como una navegada que regularmente encalla en la tierra que alguna vez la hizo pensar en la idea de cambiar el caos capitalino por el sosiego soleado: “Lo pensé bien y vi que no iba a resultar. Prefiero venir cuando puedo y disfrutar de verdad que no estar aquí ni allá”.
Veintinueve años han pasado desde que un primer lugar en el Concurso de Cuentos de El Nacional le hizo sentirse y reconocerse como escritora. En 1990, Torres se estrenó como novelista con “El exilio del tiempo”, la primera de una serie de obras que la convertirían en uno de los nombres de referencia de la narrativa actual venezolana.
La versatilidad es una de las características de la también psicóloga y psicoterapeuta. Sus temas son tan variados y caleidoscópicos como sus intereses y visiones del mundo y se confesó libre de temores a las etiquetas. “He escrito novelas eróticas, policiales, ensayos…”
Sin haber pisado un taller de escritura, Anta Teresa Torres se convirtió en escritora. Le enseñaron otros, no en las aulas sino en las páginas. Leer fue el primer paso de una carrera que sigue adelante con nuevos proyectos. Este año debería llegar a todas las librerías del país “La escribana del viento”, su nueva obra, pero no piensa en descansar.
La escritora está a la caza de la idea que le die pie a su próximo título: “Una que no tenga nada que ver con lo que ya he hecho”.
Para escribir como Ana Teresa
No tiene una fórmula para escribir, pero sí mucha disciplina. “Cada novela tiene su forma de escribirse”, dijo, pero reconoce que en su caso todo suele comenzar con una idea sobre la que empieza a plasmar en el papel todo lo que se le ocurre. Luego sigue una fase “de rompecabezas” en la que organiza y une los fragmentos.
“La primera parte de mi proceso es más imaginativa, la segunda más reflexiva y crítica; la tercera es técnica y de revisión”, agregó antes de hablar sobre la importancia de dejar “reposar” esos bosquejos para ver si resisten la prueba del tiempo.
“Yo dejo mis novelas en la gaveta por lo menos dos años para leerlas como si fuese la primera vez. Una novela es algo que no se puede precipitar, tiene que cocinarse a fuego lento”.
Tomado de El Sol de Margarita
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