miércoles, 22 de mayo de 2013


“Hijo er diablo” resume expresión del pueblo isleño en su tono más coloquial

Con la chispa y cordialidad del margariteño resaltan frases que identifican una particular manera de comunicarse, incluyendo el hablar rápido, como lo apunta el cronista de la Península de Macanao, Heraclio Narváez.
Yanet Escalona

Según testimonios recopilados por los cronistas décadas atrás en las rancherías de pesca o en las zonas rurales las madres solían llamar la atención a sus muchachos con “Ven acá, hijo er diablo”.
Foto: ARCHIVO
  La expresión de “mandinga” o “Hijo er Diablo”, contrario a lo que pudiera asociarse con el demonio, satanás o la maldad, realmente no tiene esa connotación en el ámbito insular. Forma parte de la pintoresca y coloquial manera de comunicarse entre los “ñeros” que los diferencian de los “navegaos” que ahora también habitan las Islas neoespartanas.
En el libro Margarita en 302 historietas, el poeta y cronista Ángel Félix Gómez (Felito), dedica un espacio al tema para concluir que no hay fuentes documentales que permitan determinar los orígenes de esa expresión. “Sin embargo, desde tiempos inmemoriales el margariteño es conocido y llamado ‘hijo del diablo’, más propiamente ‘hijo er diablo’, como es la forma dialectal del pueblo isleño”, indica. Eso remite a la frase usada comúnmente en la Isla para referirse sobre todo a los niños y jóvenes traviesos e inquietos. Personas mayores, y en especial las mujeres llamaban así a sus muchachos. El grito se escuchaba a orilla de playa, con el eco retumbando mar adentro. Expresiones “Quédate quieto hijo er diablo”; “Ven acá, hijo er diablo” o “Este hijo er diablo no se quiere componer” han sido frecuentes. Por extensión también se le aplica a los adultos: “Este hijo er diablo no coge escarmiento”; “El hijo er diablo del hombre tuyo, no lleva buen camino”.
Modos de expresarse más relacionados “con la Margarita de antier”, porque con la llegada de “navegaos” y la influencias de los medios radioeléctricos, paulatinamente han ido desapareciendo.
“No se sabe desde cuando se conoce o se llama Ñeros a los locales. La palabra se ha convertido en sinónimo del margariteño (….) Ñero es la aféresis de la palabra compañero, que al ser pronunciada en la orilla de playa se expande por todos los horizontes y aún a increíbles lejanías uno lo escucha. El viento y la distancia se quedaron con el Compa y el Ñero nos sigue acompañando (…)”, relata  Ángel Félix Gómez, en Margarita en 302 historietas.
 Peculiar relación
Además de la chispa humorística, apodos y jovialidad de los nativos, el cronista de la Península de Macanao, Heraclio Narváez destaca entre los locales otra característica que es el hablar rápido, entendible entre los propios nativos y no en el compartir con los extraños.
-Esa característica es un aprendizaje de nuestra condición de isleños, y que viene de la influencia española. Casi todos los isleños, tienen esa peculiaridad.
Narváez recordó el valioso trabajo que sobre la historia oral hizo la profesora universitaria e investigadora Josefina Ríos de Hernández, remitiéndose también a los cantos de faena, sobre todo del agricultor en el Valle de la Margarita.
En los conucos, en las faenas pesqueras y en su relación con el bucólico entorno de antaño, el margariteño siempre colocó un sello particular a la expresividad. Muchas maneras que solo el margariteño junto a los coterráneos entendían. Por ejemplo, al decir “Está aseado”, es para referirse a quien está bien alimentado y rozagante, sin ningún vínculo con la limpieza en el sentido literal de dicha expresión. También “Estás pirulito” para hablar de quien esté “redondito”, “gordito” o “tajincho”. Otra frase: “Estás esmangalillado”, como sinónimo de débil, sin fuerza al caminar.  Al escudriñar son miles las formas de expresarse y de tratarse, que en el caso de los pescadores de altura merece un capítulo en particular, comentó.
Cuando alguien no ha ido al barbero, y está con el pelo largo muchos le decían “estás como el enamorado en Carúpano”, y eso tiene su explicación por los viajes frecuentes de los “ñeros” a Sucre por las faenas pesqueras. Algunos se enamoraban por allá y con la viajadera ni se cortaban el pelo.
Frases coloquiales
El sociólogo Jesús “Chucho” Indriago Campos, presidente de la Federación de Centros Culturales Fedecene también resalta la chispa del margariteño y el uso de frases coloquiales. “A mí se me simboliza”, muy usada en Tacarigua Adentro (municipio Gómez) lo cual traduce “Me importa poco”, mientras que hacia Atamo Sur (Arismendi) común es escuchar “Arremillado”, cuando alguien está agachado o en encuclillado. Indriago refiere otra frase cuando, por ejemplo, le dicen a “Moca”  -una conocida artesana y alfarera de El Cercado-, que está “arremillá” y se va a quemar con la candela, cuando está cerca del fuego para colocar las piezas de cerámica.
Tomado de El Sol de Margarita

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