Adonis Valerio: Pesquería artesanal es una aventura
El nativo de Macanao asegura que cuando se va a la mar nadie sabe a ciencia a cierta quién regresará con la buena pesca. Es cuestión de suerte, aseguró.
Yanet Escalona
Acostumbrado a la pesca con cordel, Adonis Valerio refiere con humor que los peces van "cambiando de gustos".
Foto: VANESSA RANGEL
“La pesquería es una aventura”. Así lo expresa convencido Adonis Valerio, un pescador nativo de Robledal, Península de Macanao, quien navegó bastante, hasta que un día la salud y la edad no le permitieron seguir por esos caminos de Dios.
A los 72 años se limita a recrear los episodios de una vida de entrega a la actividad pesquera.
-¿Por qué una aventura?
-Porque cuando se sale a la mar nadie sabe con cuánto pescado regresará. Es cuestión de suerte. A veces van varios en los botes y unos que traen y otros que no.
-¿Han cambiado los tiempos de pesca, en comparación con sus años iniciales?
-Antes había más producción. Hacíamos campañas y regresábamos con gran carga de pescado. Recorrí todos los sitios. Fui a Cayena y a Paramaribo, capital de Surinam. Nuestra flota de altura es inmensa.
-¿Quién le enseñó el oficio?
-Mi papá, Luis Beltrán Valerio. Ese dominaba muy bien la navegación, aún cuando en sus tiempos comenzó trabajando con piraguas y embarcaciones a vela. El trabajo era más duro, porque no había botes con motores fuera de borda. Dependían del viento para navegar y poder regresar a tierra.
“Por eso hoy veo a los muchachos y digo que no han conocido de ese trabajo duro que vivieron nuestros padres y abuelos. También cuando yo era joven la plata que uno hacía se lo daba a la mamá de uno. Ahora los jóvenes se gastan toda la plata y no les queda nada. Hay mucha sinvergüenzura”.
Valerio acumuló mayor experiencia con la pesca a cordel. Se ríe porque antes la mejor carnada era sin duda la sardina: “Ahora, sin embargo, parece que los peces cambian de gusto y se pesca con carachana”.
Tomado de El Sol de Margarita
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