sábado, 30 de marzo de 2013


Bartolomé Rodríguez sobresale tras bastidores en la Catedral

Antes de cada procesión permanece atento a los detalles. Fija las flores, ayuda con el cableado y la iluminación. Forma parte del contingente de personajes casi anónimos que colaboran.
Yanet Escalona

Con sus herramientas de trabajo, da lo mejor de sí en su oficio.
 La Semana Santa asuntina cada año tiene protagonistas casi anónimos, que hacen su trabajo a la calladita. A sus 70 años, Bartolomé Rodríguez colabora con el buen desarrollo de las procesiones sin pedir nada a cambio. Las familias asuntinas se encargan del arreglo de los mesones, adornos florales y de que las imágenes religiosas estén en su santo lugar, mientras que personas como Bartolomé garantizan el apoyo logístico y por eso se les ve con un rollo de hilo, cables, utensilios de trabajo… con la finalidad de estar atentos a los detalles para que todo salga bien.
Cada día de la Semana Santa significa un reto colectivo y en ese conglomerado, este personaje destaca tras bastidores. Bartolomé Rodríguez es delgado, de vestimenta sencilla y con barba a medio rasurar. Tiene 27 años entregado a la Iglesia.
-Junto con mi amigo “El Guaro”, nos encargamos de los cables y los faroles para la iluminación de los mesones donde se colocan las imágenes que salen en las procesiones.
“Nosotros esperamos que coloquen las flores sobre el mesón para luego amarrarlas y ajustarlas de manera que durante el recorrido no se caigan”, dijo.
Aseguró que en los dos últimos años, todo lo relativo a las procesiones y programación en general de la Semana Santa de La Asunción está mejor organizado. “No hay problemas de ningún tipo”.
-¿Cuáles son las procesiones más concurridas?
-Por supuesto que las procesiones de El Nazareno y el Santo Sepulcro. Éstas son las que más “jalan” gente.
-¿Durante su vida ha dado fe de los milagros?
-Bueno, una vez cuando mi mamá  estuvo grave le pedí mucho a El Nazareno por su salud y mejoró.
Descripción Asuntina
Como todos los años, la capital neoespartana ha vivido la pasión, muerte y resurrección de Jesucristo. Sobre el tema, el cronista Ángel Félix Gómez escribió en “Semana de la Pasión”: “Por las tardes de los días santos salen las procesiones correspondientes a cada día, las cuales recorren las calles con el recogimiento popular, anteriormente interrumpido de vez en cuando por las voces de los pregoneros de maní tostado que a todo pulmón voceaban su mercancía: -Llevo maní tostado, que lo tiran pa’rriba y cae parado-. Delante de la procesión iban los monaguillos o sacristanes con largas varas de maguey apartando los cables del tendido eléctrico para que pudieran pasar con facilidad las imágenes de la procesión (…)”.
“Hasta hace dos décadas, en algunos pueblos y ciudades, los mesones con las imágenes eran cargadas por personas preparadas para hacerlo o por pagadores de promesas. En La Asunción, sin embargo, es un gremio especial el que carga los mesones desde tiempos inmemoriales”.
Contextualiza los orígenes de esta ciudad patrimonial e histórica.  “En donde hoy está enclavada se conoció en los primeros años del poblamiento español en Margarita como Valle de Santa Lucía, donde diseminados habían hatos de ganados y sembradíos. A la llegada de Lope de Aguirre a la Isla, julio de 1561, los vecinos insulares huyeron a los montes atemorizados por las crueldades del Tirano. Una vez que éste se fue de Margarita, el capitán Pedro González Cervantes de Albornoz reunió a los vecinos dispersos y los llevó al Valle de Santa Lucía, formándose la población que a partir de 1564 comenzó a ser conocida como La Asunción, en honor Nuestra Señora de La Asunción, como había sido puesta la advocación de la Villa del Espíritu Santo, según información de Fray Francisco de Villacorta del 26 de marzo de 1536 (…) La Asunción, por antonomasia, fue conocida como La Ciudad”.
Tomado de El Sol de Margarita

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