El Ramillete de la Cursilería Oriental, es una pieza idiosincrática, donde el lenguaje, las maneras propias de los pueblos del oriente venezolano, hallan en lo llano del lenguaje coloquial la justa manera para exponerse escénicamente; y así, los personajes mientras realizan las labores y los oficios propios y atraviesan por las dificultades de la vida diaria, van edificando una estructura dramática de encadenamientos sucesivos, donde prevalece el acento de la glosa, y la versificación de unos presentadores que van tejiendo y destejiendo las historias sucesivas.
La pieza estructurada en un prólogo y 5 ramilletes o cuadros, recorre distintos estadios del humor margariteño y por extensión, oriental y reconstruye -con un lenguaje activo y vivo, propio de la jerga criolla- la sátira política y social del hombre común venezolano; y así, el mundo anecdótico pasa a tomar membresía y rango de icono del gentilicio y expresión del entramado social popular.
Y vivimos el mundo de las vendedoras ambulantes en el ramillete “De Aves y cuadrúpedos”; y nos solazamos con la jerga danzaría en el ramillete “De danzas y arrepentimientos”; fundimos el espíritu gastronómico y el humor político en el ramillete “De ventorrillos y comidillas” nos meamos de la risa con el ramillete “De flatulencias y chispeos”, para finalmente alzarnos con el manjar y la delicia de un acto cultural cuartarepublicano, y a veces quintarepublicano también, con los ramilletes “Del Día de la Lengua, la palabra y el Idioma” y “De veladas crepuscolares”.
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