La directora de la Casa de la Cultura de San Juan, joven versátil.
Foto: NAUMBERG VELÁSQUEZ
Sembrada en el corazón de San Juan Bautista, pueblo que celebra por estos días su fiestas patronales, con toda la diáfana energía que irradia la juventud, Mary Cruz Rivas también mira hacia el pasado para proyectarse hacia un futuro margariteño donde se admire no solo las transformaciones propias de la contemporaneidad sino que además se respete lo que se ha sido como pueblos y más en Margarita, una Isla llena de tesoros culturales, de cálida gente, de manifestaciones folclóricas y talento por doquier.
Desde la Casa de la Cultura de San Juan Bautista, que actualmente dirige, habla de sus vivencias conectadas con ese paso generacional que arropa la realidad de la vida.
Hija de María del Carmen Patiño, una nativa de El Poblado, y Juan de la Cruz Rivas, hijo de La Asunción, Mary Cruz Rivas tiene crianza en la calle Meaño de El Vergel de Boquerón. Es bachiller en Ciencias egresada de la UE “Dr. Francisco Antonio Rísquez” de La Asunción y suma dos carreras: administradora tributaria y licenciada en Educación, mención Desarrollo Cultural.
En forma paulatina se ha ido abriendo camino hacia la cultura. Algo que viene del hogar, donde desde niña la inscribieron para que estudiara música y llegara a tocar viola, instrumento de cuerda. Igual camino ha tenido en una familia sonora y sensibilizada con las artes. Su hermana es bailarina y el hermano, flautista.
“Como me he formado en ese ambiente, a mis dos hijas (gemelas) de 8 años también les he inculcado el mismo ritmo para orientarlas en esta formación. Por eso me gusta el trabajo que desempeño en esta casa de la cultura, a la cual se le quiere dar mayor impulso no solamente con las manifestaciones autóctonas y folclóricas, sino además con el teatro y la modernidad”.
Taller teatral
Comentó que aparte de la programación tradicional de actividades, han iniciado un taller teatral dictado por el actor y dramaturgo Rodolfo Rodríguez, dirigido a los jóvenes, quienes participan con entusiasmo en una jornada promovida por el Gabinete Cultural y el Instituto Autónomo de Cultura del estado Nueva Esparta (Iacene). La Alcaldía del municipio Díaz apoya también con la asignación de la coreografía.
Mucho por dar
A la pregunta de cómo observa el desarrollo de Margarita y qué debe preservarse, dijo que“la Isla tiene muchas cosas que dar. Aun cuando soy una persona joven he aprendido de mis padres y abuelos mucho, y así son las regiones que deben conocer más de su pasado para ser transmitido de generación en generación”.
Indicó que a través del Iacene se trabaja para que, por ejemplo, en la modificación de la Ley de Cultura se incluya la propuesta formal que garantice que los cultores populares tengan su asignación por Ley y que, a su vez, ellos se conviertan en los multiplicadores de los conocimientos y saberes que poseen para que se mantengan en el tiempo.
-Tenemos que valorar todo esto y cuidar lo que nos dejaron los abuelos, saber que cuando la Isla no tenía otras fuentes de abastecimiento, había la siembra en los conucos y el margariteño se compenetraba con el mar y la tierra como fuente de sustento, explicó Rivas.
En lo cultural, también Margarita siempre ha sido tierra de músicos y poetas, los cantos tradicionales, la jota, la malagueña y el galerón.
“Celebramos recientemente los 35 años del grupo musical Mapire y las escuelas de la zona realizan sus actividades en la casa de la cultura. Estamos abiertos a todos”, aseguró Mary Cruz Rivas, quien consideró que la cultura es amplitud de criterios, con respecto a las diferentes manifestaciones.
-Este tipo de instituciones no deben verse solamente como un lugar que se alquila para el desarrollo de eventos sociales. Al contrario, todo lo que represente la cultura autóctona tiene que tener espacio aquí. Por ejemplo, en el municipio Díaz está la elaboración de piñonate, dulce típico, se elaboran los sombreros de cogollo y hay tradición en muchas otras manifestaciones.
Aspira por eso involucrarse directamente con la Feria del Piñonate, que se realiza anualmente en la población de Fuentidueño.
-¿Cómo te sientes en San Juan?
-Me siento muy bien, sobre todo por su gente. Además, es uno de los lugares más privilegiados de Margarita por el clima de montaña. Es diferente y particular. Por ejemplo, detenerse en la plaza Bolívar de San Juan es algo maravilloso. Te transmite mucha paz y hasta te relajas.
“He viajado hacia otras partes del país, pero tengo claro en mi vida que no cambio a mi Isla por nada. Es la gente, su cultura y de allí mi motivación a trabajar por Margarita con ese cariño que le tengo”, agregó Mary Cruz, rendida a los pies de un datilero de San Juan.
Tomado de El Sol de Margarita
