miércoles, 13 de abril de 2011

En la Galería Freddy Villarroe



 LOS PAISAJES DEL ALMA DE NESTOR CARRERA
·        La obra del artista yaracuyano se exhibe en el marco de la muestra “De la Armonía y lo Diverso”, gracias al apoyo de la gobernación del estado Nueva Esparta a través del Iacene y el Centro de Artes Omar Carreño

(Desirée Depablos/CNP 4.762) Diversas propuestas artísticas, se exhiben en la muestra colectiva “De la Armonía y  lo Diverso”,   en la Galería Freddy Villarroel, del Centro de Artes  Omar Carreño, en La Asunción. Nestor Carrera es uno de los artistas que trajo su obra a estos espacios.
Nacido en San Felipe, Edo. Yaracuy, estudia arte puro en la Escuela de Artes Plásticas "Carmelo Fernández" en San Felipe, y artes Gráficas en la universidad Nacional de San José, Costa Rica. Ha participado permanéntemente en los más importantes salones, galerías, museos y convenciones de Venezuela y del Exterior.
Sus cuadros reflejan  la expresión del alma que desea ser escuchada,  la pérdida prematura de una hija, dejo una profunda marca que le hizo muy difícil retomar la pintura y  dio inicio a  una nueva etapa de la creación. 
La esencia del artista  siempre busca fluir y Carrera sintió la necesidad de crear en sus lienzos el paraíso anhelado para María José, la niña de sus ojos.  Colores brillantes, mucha luz, amarillos y naranjas tiñen los lienzos en los cuales según sus propias palabras crea paraísos imaginarios donde quiere pensar que su hija disfruta de la vida eterna. “Los llamo Paisajes del Alma”, dice.
La sonrisa en su rostro y su buen humor no ocultan la nostalgia en su mirada  cuando frente a uno de sus cuadros nos explica: “Los elementos infantiles son el reflejo de los sueños, de lo deseado y no tenido en la infancia. Yo crecí en un pueblo con una abuela   que me contaba cosas fantasiosas y extrañas, al estilo de García Márquez, pero a mi me gustaban muchísimo y a partir de allí, con el tiempo fui desarrollando el trabajo que hago ahora”.
 “Cuando empecé a pintar, comencé a hacer mujeres embarazadas y fueron surgiendo cosas de mi interior, siempre desde una línea figurativa. Tras la muerte de mi hija, los colores cambiaron.  Recuerdo que mi  abuela me hablaba de tres cielos, el primero donde está Dios, el segundo donde están los santos y el tercero a donde según ella iban las personas que murieron y fueron muy buenas, ella decía que allí había mucha luz. Por eso imagino esos paisajes en amarillo y naranja”, agrega
Otros elementos aparecen producto de los recuerdos de infancia como por ejemplo el caballo que representa la libertad latinoamericana, las bicicletas, elemento muy deseado en la niñez, pero que  nunca tuvo. Los morrocoyes, los peces, los pájaros, el árbol que recuerda un Samán al cual llevaban las cruces de las personas que habían muerto en el pueblo… y las flores, muchas flores y colores para María José.

Fotos del artistaDesirée Depablos
Fotos de las obras Cortesía José Coronel

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